lunes, 17 de diciembre de 2012

Carta I

Ayer soñé contigo. Sí, sí, es verdad, puedes creerme a pies juntillas.
Ayer soñé contigo, aunque no sé si fue un sueño o una pesadilla.
Ayer soñé contigo y todo estaba bien, te vi.

Pregunté que hacías aquí, y todos me miraron como si estuviera loca.
"Es su casa, donde quieres que esté" me dijo mi madre, con su habitual tono irónico en la voz.
Yo pensaba que todo era una broma pesada, una broma de muy mal gusto.
Te dí un beso, aquel beso que te debía ¿te acuerdas?
Y entonces comprobé que eras real.
Seguías sentado en el patio, con tu mono de trabajo, tu sonrisa más amplia que todo el basto océano y, como de costumbre estabas haciendo rabiar a los gatos.

"Ramiro ven" y soltaba una carcajada.
"Se llama Anubis, no Ramiro" le contestaba yo con los brazos en jarra y cogiendo al gato como si hubiera sido ofendido.

En mi sueño salíamos todos, como una familia, y eso me hacía ser feliz. No obstante yo seguía extrañada porque pensaba que ya no estabas conmigo, que me habías abandonado, y ahí estabas sentado a mi lado en el sofá.

~ 7:00 am :
Acaba de sonar el despertador, me aferro a mi sueño, pero con las primeras luces, se esfuma.
Al parecer la pesadilla no era el sueño, si no el despertad.

                                                                            Contigo hasta la extinción de mis días: W
                                                                                                                            


2 comentarios:

  1. Es precioso, que no te extrañe cuando te digo que escribes super bien.
    A ver cuando nos vemos, que se te echa de menos eh(:

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    1. ¿Tú por aquí? Gracias(:
      Yo también quiero verte tontaca.

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